Se que tal vez no eres
para mí, el mundo no idealizó la pareja correcta ni perfecta, no idealizó
personalidades con gustos semejantes, solo nos juntó en una tarde clara con
nubes pintadas con imágenes claras y llamativas, con un sol que se escondía
lentamente por aquel edificio, dejando sombras a su paso, risas y gritos, no
fuimos parte de un plan perfecto.
Sé que tal vez no eres
para mí, porque al darme la vuelta, lo hiciste tú también, continuamos en línea
recta, a unos pasos, me volví para verte una vez más y vi tu espalda como se
alejaba lentamente, despareciendo entre las calles y la obscuridad de la noche.
Metí mis manos a los bolsillos y anduve pateando un sentimiento inapropiado y
sincero, atentado por mi corazón. Pensando en cómo la vida puede ser caprichosa
y como mantiene la vida en un hilo, un sentimiento inefable y prejuicioso. A
veces puede ser extraño como nuestras miradas se cruzan todos los días, siempre
imperceptibles, siempre invariablemente definidas, ahora desapareciendo las
caricias angelicales.
Y si no eres para mí, mi
alma, sin duda alguna, y, con razón sincera se volverá profunda, reflejando la
vida en unas cuantas palabras…, “Amantes de la luna”. ¿Recuerdas cuando veíamos
las tardes sentados e imaginando nuestras vidas futuras? Las escribí con un
poco de nostalgia, imaginando que me dictabas cada palabras desde las
profundidades de tu corazón. Aquí bajo esta luz tenue y crepuscular, me
encuentro dominando los bosques de mis sueños intranquilos, imaginando, solo
soñando. Un tonto soñador. Pensado en cómo fue lo que paso. Como fue que nos
alejamos.
Así pues, inmerso en un
largo y profundo sueño, sentí la presión de tus suaves dedos sobre mis
mejillas, al principio reconocido por mi corazón, luego de un tiempo largo, llenaron
mi ser con una delicia sensual sin límites, si, con delicia sensual, como aquel
sonido dulce al caer del agua de las rosas.
Tal vez no seas para mí. Porque
tu seguiste tu camino aseverando que aún no lo conoces y que a tu vida no ha
llegado, y yo descubro que después de tanto tiempo aun te extraño y cada palabra
que cruzaba por tu mirada, era un paso más para la distancia, que en mis corazón temblaba
por tu presencia, que se emocionaba cada vez que te aproximabas, mientras plácidamente
el alma observaba estrechamente, este corazón que siguió rápidamente tu perfume, y,
aunque en el siglo que ha pasado desde entonces, tu ausencia no ha torturado estos
soñolientos sentidos, eh llegado a pensar que inclusive, en el cielo más
lejano, sin temor a equivocarme, te pudiera volver a encontrar…
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