lunes, 29 de enero de 2018

El Guía

Para cuando abrió los ojos, se encontraba ya de pie, andando sin sentido sobre la oscuridad inmerso en un estado de confusión y de irrealidad, no sabía porque lo hacía, no sabía dónde estaba, solo andaba en silencio, una extraña luz rodeaba su entorno como una especie de aurora pequeña, como la de una farola, la cual, una pequeña mano situada justo frente a él la sostenía, sin entender porque, caminaba tras ella sin sentido alguno Qué extraño ¿lugar?, aun así seguía esa mano y esa luz, como atraído en una especie de canto de sirena.

Bajó la cabeza y trato de mirar sus pies, se sorprendió al ver que no caminaba, flotaba entre una densa neblina que lo cubría hasta sus tobillos, pero el aun así no sentía nada, percibió un poco de miedo. Fue cuando trato de hablar, sintió la necesidad de hacer preguntar, pero no lo logró, trató de gritar, pero los balbuceos se perdieron en la insondable penumbra que lo acompañaba, ¿su último recuerdo?, fue haber caído en un estado de inconciencia causada por un fuerte dolor en su cabeza. Después de eso, despertó frente a esa luz. ¡Esa luz, tan bonita, tan llamativa y delirante, una luz que era guiada por… ¿una mano?, si una mano suspendida al aire en el cuerpo de algo, una mano tan pálida como la luz de la luna, era ¡hipnotizante! No podía si quiera detenerse para analizar lo que estaba sucediendo- << ¿Qué clase de sitio es este? ¿Dónde me encuentro exactamente?>> se repetía en sus adentros. Simplemente era inexplicable, no lograba entender la mítica luz a la cual el seguí, pendida por la mano pálida, guiada por “alguien”, el cual no se veía ni si quiera una silueta entre la penumbra. No significaba nada la escena que estaba presenciando, no tenía nada que ver con algún sueño, tal vez alguna señal, o una predicción, no lo identificó.

De pronto la luz se detuvo, y la mano que cargaba aquella pequeña luz giró en redondo, dejando ver a una especie de hombre, el desdichado que seguía la luz, trato de hacerle una pregunta a la cual el guía le respondió entre ecos y voces lejanas…

-Haz muerto…

El estremecimiento se apodero de la mente de este desdichado, que intento de cualquier manera emitir un chillido, una exclamación. Todo fue inútil. La mano y la luz dieron vuelta y así sin más siguieron caminado. Habían preguntas en la cabeza del desdichado, preguntas que no encontraban una respuesta, mi vida, mi anhelada y preciada vida, ¿en qué momento fue?, ¿valía la pena lo que hice? Ahora es tarde, ahora, ahora…, estoy muerto, ¿será eso posible?, será realmente lo que esta sucediendo.

Tratando de detenerse –sin éxito-, paso de la calma a la agonía, sentía que sus ojos se salían de su órbita, quería parar, no quería llegar al destino fuese cual fuese, ¿qué le esperaba?, la luz y la sombra lo rodeaban, tenía miedo, aun podía tener ese tipo de sensaciones. <<Aún lo siento >>, se decía. De pronto, todo el panorama cambio, la oscuridad comenzó a tornarse menos densa y empezó a ver con claridad. La mano que guiaba la luz, comenzaba a tomar forma, una forma casi humana, lograba ver lo que parecía ser un abrigo enorme, de color café, y a lo que parecía ser un hombre, y se dijo hombre porque los dos pies, las manos, el torso y la cabeza poseían una forma asimétrica, pero muy parecida a la de los hombres que habitaban las tierras del Palmiaq.

-Hemos, llegado, eh aquí tu destino, observad las puertas de Birmón….

La voz se escuchaba aún más lejana. La exclamación de palabras fue inútil, sumamente inútil. Por lo cual no desgasto tiempo en proferirlas. Mas sin embargo no hacían falta, el paisaje en el que se situaba hablaba por sí solo, las puertas eran enormes con una gran extensión, estructuradas sobre pilares que parecían tener la forma de gigantes fuertes con cabezas de “seres desconocidos” e inscripciones ilegibles, el cielo que lo cubría era de una naranja sombrío, como el de un atardecer en la tormenta. Claro, silencioso, sombrío, tétrico.

-Eh aquí tu destino, tus preguntas están al entrar, encontraras todo lo que has buscado y las respuestas a tus preguntas. Este sitio va más allá de las barreras de lo prohibido y de lo permitido. Encuentra tu camino.

La silueta permanecía parada frente al desdichado, que asustado cual niño, se quedó inmóvil, ante semejantes palabras, ante semejante situación.

No lograba comprender todo lo que había escuchado, pero en su mente las palabras, “encontrar respuestas” resonaban como mil relámpagos.

Con inquietud y aun dudoso acepto entrar al abismal encuentro con la verdad, sin saber si volvería a ver la luz pacifica que durante sus días de conciencia jamás aprecio. Una voz gutural a su espalda murmuró.

-Esto va más allá de lo que crees y consideras “real”. Buena suerte.

La voz se desvaneció, quedando solo en un completo silencio. El desdichado, trato de dar la vuelta para comprender si se había quedado solo o alguien seguía ahí con él.

Al dar la vuelta sus ojos se abrieron como platos al ver las semejantes imágenes que estaba presenciando. Aquel ser que lo guiaba, se iba transformando mientras caminaba de regreso. La forma humana se estaba desvaneciendo, y lo que parecían ser sus manos, piernas y torso fueron tomando un forma increíblemente horrenda, terrorífica, esa era la palabra. Terrorífica. Mientras avanza el guía rompía su vestimenta con unas garras horribles, <<A qué clase de lugar me trajiste>> se decía, pero ya nada podía hacer.

Asustado, presenciaba una transformación a la cual jamás había creído ni en sus pesadillas más profundas. Ahora ese ser horrendo se dio vuelta y con esos veinte ojos lo miraba, sabía que lo miraba, lo percibía, sentía el ansía de huir, pero no podía. Ese ser como de veinte ojos, con una boca gigante circular con cientos de dientes afilados y podridos babeantes, con esa protuberancia en el estómago que asemejaba ser una cabeza, estaba frente a él con sus cuatro manos y sus seis pies, alargado como una oruga, pero sin duda mucho más espeluznante. Sus seis manos se alzaron y lo señalaron, la protuberancia que tenía en el estómago comenzó a moverse de manera asquerosa, fue subiendo lentamente por el estómago, hasta llegar a la garganta de la bestia, y, en una clase de vomito enfermizo, aquel ser oscuro lo escupió como si fuera alimento, no era una protuberancia, parecía ser…, si, parecía ser una persona.

Esta se quedó tirado en el suelo, mientras el desdichado permaneció con la boca abierta, sin exclamar nada, vio, como ante sus ojos ese vómito, se fue incorporando con movimientos lentos y torpes hasta poder ponerse, tambaleante de pie.

Cuando quedo totalmente arriba, el desdichado se llevó las manos a la boca, con una mueca agonizante, e incrédula vio, lo que ante sus ojos era un doble, si, una réplica exacta de él, esas manos, esos ojos, esa boca. No lo podía creer, era, era tan grotesco lo que veía. Aquel ser impostor le sonrió con una mueca burlona, guiñándole el ojo. Acto seguido, dio, media vuelta y quedo de pie frente al guía, que ahora permanecía quieto, con sus veinte ojos y sus cientos de dientes afilados. La bestia horrenda comenzó a avanzar lentamente y el ser impostor, artífice del mal, lo siguió.

Se perdieron entre las penumbra, pero ahora ya no había luz, ninguna luz silencio y calma nada más.

El ser desdichado quedó encerrado, o libre, la manera era indiferente, las cosas no volverían a ser igual, alguien usurparía su lugar, alguien sin duda que nació de las entrañas de la monstruosidad. Y, así quedo este desdichado agonizante en la oscuridad infinita, del otro lado de algo más allá de lo desconocido. Así, por la eternidad…


jueves, 18 de enero de 2018

Albius



Albius, hijo de Oteim, heredero del reino del legendario palacio de las tierras de Amperius. Dios de la divina sabiduría.

Antiguamente Albius, viajaba de pueblo en pueblo, maldiciendo su destino, la noche lo protegía con el plateado cobijo de las brillantes lunas de Mantuaj, y el eterno rey brillante lo liberaba con su celestial fuerza. Emprendiendo la marcha, buscaba su destino, huyendo del que su padre, Oteim, dios de la fuerza, le había impuesto al nacer.

-Hijo mío, tus dominios sobre los seres de la inmundicia estará entrelazada con tu habilidad de la serenidad y la seguridad, la transmisión de los elevados dotes del conocimiento dependerá de la sagacidad con que te enfrentes a la vida y a los demonios que ella alberga, transmite la esencia del espíritu y del conocimiento de los misterios que la divina eternidad ronda por las antiguas creencias.

El príncipe que algún día decidió seguir los pasos de su padre y gobernar las tierras prometidas, encontró en su camino al joven Tluman, después de una larga charla con el antiguo sacerdote del Amperius, este le comento que su camino se vería ensombrecido por el nacimiento de su hermano, el que sería el futuro dios de la espiritualidad. Este niño –decía Tluman-, tendrá el poder sobre el hombre, este irá más allá de las alas de la sabiduría, encarnará la fuerza de voluntad. Quedarás en las garras del destierro, no debe de nacer.

Albius que al escuchar semejantes palabras blasfemas, trató de buscar la manera de frustrar el nacimiento de su futuro hermano, por lo que recurrió a las Murias, antiguas espiritistas de los dioses. Cegado por la ira y las palabras cargadas de envidia de Tluman, no solo quería evitar que su hermano naciera, si no quería evitar que ningún bebe de cualquier cielo naciera a partir de ese momento. Las Murias se burlaron de él. El equilibrio de la vida depende de las futuras dinastías, no puedes contra la naturaleza, ella es la maestra de la sabiduría. Albius, olvido todo lo aprendido, y en un arranque de rabia, desenvaino la espada y asesino a una de las Murias, estas, al ver a su hermana caída. Maldijeron al joven y prometedor dios a olvidar todo lo que sucediera, a olvidar a quien el conociera, no habría nadie a quien querer, ni a quien odiar, vagaría solo por las aguas prometidas, más allá de las tierras divididas, moriría solo, en el olvido, nadie recordaría quien sería, y el olvidaría quien es.

El señor de la sabiduría, en un afán por querer evitar el nacimiento de su hermano, se entregó al odio, ahora arrepentido, buscaba refugio para su trágico destino, el antiguo dios de la sabiduría ahora era solo un ermitaño que navegaba el rio de los Sacros, sin rumbo, sin fin.

Y el sentimiento lo acechaba con enorme sutileza, con sucintas rencillas, para él, fue el ahogo que desato la plaga de las cuatro tierras, y para cuando, en algún tiempo perdido, volvió a  afilar su espada, logró sentir, como en su mano pudo empuñar la vergüenza a la que había caído, trato de recobrar el brío de su vida, pero ya nada volvió a ser como antes, condenado, derrotado y olvidado, perdió el poder de las joyas de Barando, las cuales le fueron heredado al nacer, Barando, que significaban la abundancia del hombre.

Quedando solo, en el delirio, fue recogió por Unyes y cobijado bajo el mundo de los cielos eternos, se le volvió a dar la oportunidad de recobrar el honor, ahora, en las lejanías, la magia de Unyes revertía solo un poco la maldición echada por las  Murias, tuvo que abandonar los poderes de un dios, tuvo que perder las celestiales joyas heredadas, perdió la divinidad, pero recupero la gallardía, y el brillo en sus ojos volvieron a regocijar una nueva vida, ahora marcha y cabalga con los ejércitos del octavo reino en busca de las reliquias del poder en su forma humana, ahora llamado Zeia.




lunes, 15 de enero de 2018

Bebiendo Recuerdos



Y de repente me encontraba viendo la tarde con sus luces exorbitantes de colores fundidos, combinados con los fuegos artificiales que salían de la tierra de la ciudad. Tu recuerdo invadió mi mente, pero sabía que no estaba sola, llegaron a mí, unos grandes amigos, recuerdo y melancolía, ellos sutilmente me trajeron una botella de vino y una copa…

<< “Es para ti”, sírvete y bebe, si no te gusta escúpelo, si te gusta su sabor, su olor, bebe y deja que todo fluya, no te quedes con nada, maréate con aquella sensación de dolor y has que se vaya la bestia que domina en ella. Entre copa y copa beberás los recuerdos de una vida, te quedaras indefensa inmóvil, pero este es tu momento,  embriágate por lo que puede ser y por lo que no fue, grita a lo alto “gracias por todo, pero mi vida continúa”, brinda por aquellos errores que no cometerás, brinda por esas noches de insomnio y miedos que no volverán. Brinda por esos días especiales y divertidos que vendrán. Bébete tus recuerdos, bébete tus triunfos, porque siempre vendrá un amanecer con nuevas esperanzas. Y mientras terminas de beber la nostalgia se ira terminando  se ira marchando, se ira desvaneciendo con cada gota y rastro de alcohol que quede en la botella. >>

Hoy estas expuesta y vulnerable, pero mañana serás otra persona diferente. Veras el sol resplandeciente en tus lindos ojos que hoy se encuentran algo distraídos, verás ese sol, que siempre ha salido para ti, que se asoma como alguien  tímido y que poco a poco muestra su esplendor, así lo veras tú y así saldrás a la calle, tímida, pero llegara un punto en que toda la gente te vera en tu esplendor y dirán. Que hermosa mujer...

Ahora que te has bebido la botella, nos tenemos que ir, te bebiste tus recuerdos pero aún quedan más botellas que beber, la bebida del futuro, no sabes cuál será primero, tal vez la botella de la felicidad, tal vez la botella de la alegría, del enojo, suena interesante, ¿cuál vendrá primero? Pero, para ello, debes de terminar una a una, siempre para poder ir para la otra.

Así bien, otros amigos llamados emociones te vendrán a visitar en otras ocasiones con diferentes sabores. Cuando las bebas tal vez te acuerdes de nosotros, que algún día estuvimos aquí. Y dirás...


...Salud por lo que ayer dolió y hoy ya no importa...





miércoles, 3 de enero de 2018

Corazónes en el Hotel Rojo

Y una tarde pasamos por ahí,
yo sabía que ella quería algo más que un amor,
Puede ser que fuera una atención,
mi corazón latía más que nunca,
en ese instante perdí la razón...

Y la tarde se convirtió en noche,
el frio arrasó con todos,
los miraba a través de mis ventanas,
la noche me observó,
todo opaco se tornó...

Regrese a mis pensamientos,
volví en un viaje mental,
no había sentido lo mismo,
quizás nunca lo sentí,
las cosas cambiaron...

Quedamos de volvernos a ver,
la entrada transparente a las puertas del cielo,
intentaba tocar, toc, toc, toc, nadie se asomó,
de par en par pudimos entrar,
nadie pidió permiso, nadie quiso mirar...

Y una vez más, los corazones se juntaron,
la línea de la cordura se enfrentó a la verdad,
como la sangre misma, mi pensamiento se elevaron,
ante mis ojos todo fue tan natural...

No pierdo de vista que ahí empezó todo,
en la tarde y en la noche,
todos nos voltearemos a ver,
somos desconocidos afuera,
así, como un extraño te sientes en la calle,
dentro todos pertenecemos al circulo,
así es la vida,
así son nuestros pasos,
si, toc, toc toc,
una vida agradable,
los corazones te llaman,
una bella noche,
Corazones en el hotel rojo...