Ella prosiguió.
-Deberás disculpar, soy una mujer que vive sola y lo
que, vez aquí, es lo que me hace sentir viva, mi casa me proporciona una
calidez “familiar”. Eh vivido aquí desde hace más de veinte años y bueno, creo
me eh amargado un poco. –Esbozó una sonrisa, muy poco amigable.
-No se preocupe Sharin, me disculpo, no era mi
intención…
-¿Ofenderme?, no para nada –se relajó más de lo normal
y sus manos parecían ahora ya más normales, aunque la sensación de verlas
largas y puntiagudas, no abandonaba mis pensamientos-, si gusta, puedo proseguir…
-Adelante Sharin, continúe. –Guarde el grabador de voz
que pensaba sacar, al hacer esto, Sahrín se relajó muchísimo y continuo.
-Pronto oscurecerá y no creo que quiera continuar aquí
de noche. La oscuridad puede ser muy tenebrosa en casi la mayoría de las veces,
y usted no sabrá que puede haber alla afuera –me miraba a los ojos más
intensamente, respire hondo y deje que continuara-. La situación de estos niños
que han desaparecido de forma tan “misteriosa” Edgar, puede darse por muchas
razones, niños desobedientes que se alejan por que sus papas los han reprendido
por alguna travesura ¿no cree que eso sea real?
-Si, puede ser… -fui interrumpido.
-¡No!, no es eso, que clase de niño huiría sin ser
visto, sin dejar rastro. Jazmín. De siete años, ¿iba a dejar a sus papas?, una
niña muy bien portada, con muchos amigos, sonrisa abierta y con ojos pequeños.
¿Por qué habría de huir? ¿Qué la habría hacer pensar eso?
Oh, vaya ¿quiere otro ejemplo? El niño Carlos, que a
palabras de sus padres. Escucharon un grito desgarrador por la noche mientras
todos dormían. El niño llamaba a sus papas para que fueran a ver algo, de
pronto se escuchó un alarido horripilante, y al llegar los papas en la
habitación, vieron la mano del niño en el suelo, arrancada de su cuerpo, y, el
cual este no se encontraba, había sangre por toda la habitación, incluida bajo
la cama. Nadie supo que sucedió pues la habitación no tenía ventanas. El único
acceso era por la puerta del dormitorio.
¿Comprende lo que le digo? En que cabeza cabría la
posibilidad de semejantes actos de rebeldía por parte de un niño. En ninguna,
lo sé. Tantos niños, con características diferentes y un rango de edad de los
cero a los 7 años. Niños y niñas por igual –Sharin se levantó de su silla y
comenzó a caminar por el vestíbulo como si estuviera dictando a alguien, lo que
se le venía a la cabeza-. Los niños tienen algo que los adultos no tienen,
inocencia, una mentalidad pura sin malicia, solo, con el deseo de ser felices,
tienen fe. Algo que muchas personas adultas no tienen.
-Y que tiene que ver con que desaparezcan -Pregunte.
-¿No comprende aun verdad?, que no desaparecen, se los
llevan. Si, puede sonar burdo y caer en lo fantasioso –la sonrisa que expreso Sharin
fue de extremo deseo y soberbia, su mirada se encendió como dos estrellas incandescentes
<<en que clase de lugar eh
caído>>, me pregunte a mis adentros-, los adultos, como eh dicho
imaginan lo que sucede, pero nadie les cree. Se hacen la idea de que han sido
robados, por alguien, piden rescates, lloran, suplican e imploran al creador
que se los devuelvan, pero estos, jamás regresaran.
Me sorprendió la manera tan certera y segura de cómo decía
las cosas, parecía conocer cada detalle, cada situación. Demostraba conocer la
situación de una manera tan elocuente y efectiva, sabia tan bien las cosas ¿Cómo
podría saber todo ello si, permanecía sola? Comenzaba a creer que…, no, tal vez
eran solo ideas y alucinaciones mías.
-Y, ¿usted como sabe eso?
Lo que paso a continuación, aun me deja perplejo, parecía
ser sacado de una novela de terror gótica, fueron las últimas palabras que
cruce con Sahrin antes de salir de aquella casa fúnebre. Ella me estaba dando
la espalda mientras yo, sentado, con oscuridad a mi alrededor la escuchaba casi
con recelo y cierto temor. Ella se volteo lentamente y me sonrió, y…, lo vi.
¡Lo vi!, sus dientes –y aun quiero creer que es una extraña alucinación, o que
tuve un momento de espejismo siniestro inexistente-, sus dientes, se tornaron
afilados, en punta, y de un color negro, como si estuvieran podridos, su mirada
pareció desaparecer y en su lugar dos cuencas vacías se asomaron, dejando ver
un abismo terrible en su rostro. Sus manos habían crecido más de la cuenta, lo
juro. Y si fue una jugarreta de mi mente, ha sido la broma más horrible que
pude haber tenido en mi vida. Sus brazos eran tan largos que me pareció verlos llegando
casi hasta las rodillas, lucía más jorobada que nunca y su cabello pareció
hacerse gris, gris como como los de una anciana, no pude ver sus piernas, y, en
la búsqueda de estas note de nuevo que sus dedos eran tan largos como sus
brazos. Me miro y me esbozo la sonrisa más tétrica y horripilante que jamás
haya visto en mi vida.
Mis sentidos se perturbaron y mis manos temblaron.
Aparte inmediatamente la vista, como el de aquel que ha visto algo prohibido y
sintiera vergüenza. Al volver la mirada lentamente hacía ella, Sharin se había
vuelto de espaldas como al principio. Permanecía inmóvil y solo me dijo, con
una voz cansada.
-¿Qué cómo lo sé? Lo presiento.
Mi garganta estaba atada por un torrente de palabras
ahogas en jubiloso terror.
-Creo que tiene que retirarse Edgar.
Con mucho valor y un esfuerzo sobrehumano, me levante
del sillón viejo en el que me encontraba.
Le dí las gracias a Sharin por el tiempo que me había
dado, pero debía emprender mi viaje de regreso. Ella me dio su mano, la cual no
quería tomar, pero, por educación lo hice, y, al hacer esto, sentí que ella
había tomado de nuevo su juventud. Sus manos permanecían tersas como los de una
joven. La mire a los ojos, y su mirada parecía normal. Más, sin embargo no pude
dejar de sentir miedo y un terror profundo.
Mientras caminaba de regreso, no pude evitar voltear hacia
atrás y ver aquella casa siniestra en repetidas ocasiones, no pude evitar andar
por mi camino sin visualizar una mujer perturbadora, cual cuerpo parecía
deformarse cada que contaba algo o cada que pasaban los minutos.
Tenía algo sobre lo que escribir, pero ahora que lo
estoy haciendo, comienzo a dudar si deba de publicar esto. Pues la gente, me
tomara por un loco, un loco que debe de estar en un cuarto acolchado. La gente
puede sacar sus conclusiones. No los juzgo, incluso no se si lo que vi o lo que
paso fue real. Todo es tan confuso, y a pesar de que no fue hace mucho tiempo
que tuve este encuentro, parece que voy olvidándolo, aun así es mejor
escribirlo, para que mis palabras no queden en el olvido.
Usted tiene la última palabra.
Antes de terminar con esta nota. Eh de contar un último
suceso, que fue sin embargo lo que más me intrigo y me hizo temblar. No daré
muchos detalles sobre la familia, de la cual obtuve esto. A mi regreso,
mientras vacilando sobre mi experiencia estaba. Conocí a una pareja que
-difícilmente puedo creerlo-, no me ignoro al preguntarle sobre los niños
desaparecidos.
Ellos también habían perdido a su pequeña Laura. Pero
ellos, pensaban que estaba locos. Tenía una ¡evidencia! de la última vez que
había desaparecido. Incluso ellos, no creían lo vieron, y, después de muchas
suplicas y de palabras rebuscadas, pude obtener su permiso para ver aquella
viva evidencia que habían obtenido, mediante una cámara instalada dentro de la
habitación para cuidar a su pequeña de tan solo tres años. Lo que vi en aquel
video lograron que los escalofríos invadieran mi cuerpo hasta la profundidad de
los huesos, lo abordaron con una raro y
muy fino temor.
La escena la relataré así, no importa si me tachan de
loco, creo si lo estoy. Y antes de despedirme, les digo a ustedes padres.
Cuiden a sus hijos, si escuchan voces, si escuchan que su hijo, hija, habla con
alguien. Entre inmediatamente a la habitación, no los dejen solos. Nadie sabe
que puede estar con ellos.
Eran las dos de la mañana. La niña permanecía dormida
en su cuna. Pasando las 2:03 am, la niña se incorporó de su cama, se sentó y así
se mantuvo por unos minutos, después, ella se levantó y comenzó a mirar hacia
abajo del suelo en todas direcciones. Arriba, abajo, hacía la izquierda y
derecha.
La niña, comenzó a brincar, como si estuviera jugando.
A los tres minutos ella se detuvo, y comenzó a escalar por el barandal de su
cuna hasta llegar al suelo. Quedo de pie…, acto seguido, se sentó en el suelo.
Movía mucho las manos, y hacia su cabeza hacia atrás y hacia adelante como si
estuviera viendo dibujos animados. Instantes después ella se acostó boca abajo
en el suelo y comenzó a mirar debajo de su cuna, parecía… platicar con alguien,
ella extendía su mano, pero inmediatamente la retiraba. Pasaron dos minutos y
ella…, se acercó más hacia debajo de la cuna… un brazo…, una mano larga y negra
con los…, dedos muy largos…, salieron debajo de la cuna, la niña le tendió la
mano y ese brazo extraño de garras largas la tomo y lentamente entró la niña
guiada por esa mano, hacia la oscuridad, debajo de su cama, para desaparecer
para siempre, para no ser vista…, nunca más…
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