lunes, 25 de septiembre de 2017

La vida de las letras

Y me di cuenta de que solo quería escribir, palabras que el día de mañana pudiera leer sin pena tal vez sin rencor o el famoso odio, solo palabras, algo que iba mas allá de mis pensamientos, de mis ideas.

Me había enamorado de ellas. Si de las letras idóneas, aquellas voces que daban cantos liricos, son reales, se encuentran en el aire, se plasman y tienen vida propia, lo que el viento se lleva son las ideas, por eso me enamore de las palabras, del universo, de su vida. Por primera vez mis labios no tuvieron un movimiento enérgico para expresar mis ideas. La gente ya no da la importancia a las palabras, las deja a en cajones olorosos y obscuros, en  mochilas húmedas y en camas roídas. No degustan de la esencia de ellas, su espíritu se hace pequeño, no desnudan las palabras para descubrir su forma mágica, no descubren el efecto que pueden tener en una persona de siempre encontrar el punto idóneo para tocar la mente y el corazón de una persona, y así arraigar la desolación y la amargura. Ya nadie ama las palabras, no le dan la importancia necesaria.

Por eso me di cuenta de que quería escribir, palabras inmortales, palabras alucinantes y adictivas, palabras para la soledad, palabras para mi alma….

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