martes, 26 de septiembre de 2017

Nuctater (1/2)


                                               
Y las luces palidecían, como si perdieran fuerza conforme pasaban las horas en la madrugada, el reloj cantaba al son de las manecillas, al ritmo de la noche, aquellos cuadros sin vida se postraban en la pared cerca de la entrada del cuarto. Cuando alzó el rostro, no había más que silencio absoluto y las pequeñas sombras de los muebles se mantenían reflejadas en el suelo por el brillo del astro nocturno que habitaban en aquel reinado silencioso y porque no, tenebroso.

Logro incorporarse de la cama y vio a su hermano a lado de él, sumido en un sueño tan profundo, tan intenso, que ni siquiera hubo movimiento alguno, ni un solo dedo cambio de posición, cuando Jeez movió su pie y noto que estaba adormecido por el peso del pie de su hermano postrado sobre los suyos.

-Carajo, que te muevas, hazte para allá. - Le repitió a su hermano con voz enojada pero con cierto volumen de voz, para que este pudiera notar que era hora de moverse, pero no hubo respuesta por parte de su hermano que seguía en un sueño tan alejado de la realidad.

En aquellas noches de insomnio, la amiga sed siempre encabezaba la carrera y atacaba la garganta débil de Jezz. Inmediatamente se levantó, con cierto esfuerzo, recuperándose del adormecimiento de su pie. Se recargó sobre un buro que estaba a lado de su cama y  volteo a ver a su al rededor, vio el poster de rock, aquella figura de acción de screeam que le había regalado su novia en su cumpleaños pasado, aquellos muñecos en la repisa y su colección de libro en la estantería. Alcanzaba a distinguir el reloj verde en forma de casa que había en la entrada de su habitación, pero la obscuridad le jugaba cruelmente pues a esa distancia no alcanzaba a distinguir perfectamente la hora.

Jezz suspiro y anduvo vacilante hacia la entrada de su habitación, no sin tropezarse con sus propios zapatos de trabajo que no había recogido horas antes al llegar del mismo. Entre la obscuridad busco las sandalias, que por desgracia su hermano siempre que usaba las dejaba abandonadas en cualquier lugar.

<<Carajo, no puede ser, donde están>>, comenzó buscando entre el suelo donde siempre las dejaba y al no encontrarlas, se agacho y comenzó a revisar a tientas a las orillas debajo de la cama, al no sentirlas busco bajo el escritorio, pero sin obtener éxito, el frio arrasaba el suelo, nunca lo había sentido tan helado. No puso atención, su importancia era encontrar sus sandalias, pero fracaso en su intento por localizarlas, << ya verás hermano, deja que te despierte>>.

Totalmente descalzo comenzó a caminar por el helado suelo, anduvo y al fin alcanzo a ver el reloj, “3:00 Am “<<no importa, mañana me levanto tarde>> pensó irónicamente, abrió la puerta del dormitorio. Silencio absoluto, obscuridad abundante e inquietante.

Recordó aquellas historias y películas de terror en donde muchas veces sus huesos crujían como bolsas de papel por los nervios que reposaban sobre sus hombros tensos, hecho una mirada hacia afuera, miro a un lado, y lentamente volvió a mirar al contrario, silencio, silencio y calma. A tientas buscaba el interruptor de la luz, algo en la obscuridad lo ponía tenso como el resorte de un juguete. Para su desgracia los apagadores de su casa estaban averiados por aquella descarga que hubo al conectar un calentador de agua a la luz, muchos de los apagadores se quedaron quemados, y al día siguiente irían a repararlos, por el momento, averiados. No realizo el intento por tocar más, así que anduvo a ciegas.

Tomo los pasamanos de la escalera y comenzó a descender lentamente por ella, paso a paso. Aún tenía la vista nublada  por el sueño y el cansancio, pero aun así su vista no se lograba a acostumbrar del todo a la obscuridad.

Anduvo a tientas. Pero su caminar se vio interrumpido, con un movimiento lento y cauteloso giro en redondo. Un pequeño rechinido se escuchó en la parte superior de la habitación de Jezz.


A punto de bajar el último peldaño dela escalera en "L" de su casa. Alzo el rostro y como si fuera un respingo  normal, soltó un pequeño sobresalto al ver la silueta parada en la entrada de su habitación, a pesar de que la obscuridad rodeaba casi toda la casa. Alcanzo a distinguir a una "sombra". Estaba de pie, inmóvil, inherte no lo veía, pero podía sentir que "aquella sombra" lo miraba, profundamente, una mirada fija y sin expresión...





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