sábado, 21 de octubre de 2017

La Caída de los Sueños Malditos

No pienso reparar sobre los detalles, ni ser simple a la tan terrible sensación, que esta noche me ha dejado, no solo está vacía línea de luz alta y esbelta ha abandonado mi cordura, alzándose con tan febriles alucinaciones, no solo este delirio caótico se ha alejado de mi dominios, no solo estas manos nerviosas que ahora yacen vacías en medio de la noche, tambaleante, rígidas y sudorosas. Esta, como otras noches, la soledad pasa por las rendijas más discretas del agrietado mármol de mi aposento, no sé cómo lograban resbalar y profanar mi tan ya corrompida paz. No sé cómo. ¡No puedo explicarlo! Como, ¿Por qué a mí? ¿No eh sido ya lo suficiente castigado para que a mi lejana tranquilidad aquellos sonidos perturben mi estado mental? ¿Acaso la noche no se hizo para soñar y ser feliz? Que eh hecho yo para que  este horror se apodere de mí.

Eh de confesar, si, una confesión, el por qué mis ojos se encuentran tan demacrados con rasgos cadavéricos, oscuros como el abismo de las tinieblas y tan profundos como mil acantilados. Me lo han preguntado, eh sido un cobarde, evado siempre las respuestas y mi vista se desvía hacia el sendero de lo siniestro y de lo incauto. Permanezco en las sombras, tratando de recobrar un poco mi cordura, de mi ligera zona de tranquilidad. Alejado de todos, mis ojos se han vuelto algo más que rojos, son platos redondos, y en momentos divergentes, se quiebran ante la mirada atónita de los presentes. Los presentes que solo me observan y tratan de enfocar su atención en mis ojos, los logro escuchar, me critican en sus adentros. ¡Pues si es una melancolía la que sienten por mí, déjenme deciros que los fuegos violeta que recubren mi conciencia, profieren algo de esperanza y entusiasmo! Me importa poco lo que lleguen a creer. ¿Qué eh sido un loco toda mi vida? ¿Qué mis andares advierten indiferencia? Si, lo son, me importa poco que me miren, que allanen mi mirada y que en ella vean poco más que delirios y cosas siniestras.

Entre un modo impertérrito y con el corazón preocupado, tengo miedo a dormir, si, así como lo escuchan, siento vergüenza confesarlo, pero no puedo aguantar más. Esos ruidos que por las noches escucho, esos ruidos me han atormentado casi desde siempre. Aquellos ruidos que han alejado mis sueños más fervientes y deseosos. Por las noches…, con un silencio intimidante, escucho pasos…, si, así como lo digo, pasos…, pisadas lentas, pisadas cargadas de lúgubres e insondables miedos. Si eso fuera poco, las voces que llegan después, hacen que mi piel se erice a tal punto de sentir que la medula se vuelve polvo. ¡Dios! A veces quisiera que me alejaras de esas voces, de esos pasos. Escucho ruidos en la noche. Sé que lo han sentido. Aquella sensación horrorosa de sentirse vigilado, de sentir que alguien está de pie junto suyo. 

Eh mencionado que soy un cobarde. Si, lo soy, pues al escuchar estos murmullos arrastrados por el viento tras mi espalda, al sentir y escuchar que los pasos se han detenido a unos pocos centímetros de mi espalda, mi corazón late con la intensidad de mil truenos. Mis piernas se contraen y un extraño estupor corre por mi estómago. Tengo la extraña sensación de voltear, pero no me atrevo. ¡No me atrevo! ¿Qué clase de seres o de demonios son los que provocan que mi alma no encuentre el paraíso?, que mis ojos dejen la realidad y despeguen a un mundo diferente que tenga sueños…

…Sueños…, aquellos sueños, el más grande soñador, el hombre de los sueños y las pesadillas eternas. Ahora lo eh comprendido todo.

¡Claro!, como no lo eh vislumbrado antes. Aquel viento helado, aquella luz pesada, aquellos pasos sombríos y esas voces fúnebres. En una noche, en la que parecía que mi alma hubiera vivido cien años. Me sentía cansado y mareado, pesado y tímido.

¡Lo eh entendido todo! Esos ruidos son una clase de salvación de mi alma, la salvan de car en un oscuro valle, en donde existen mares fantasmales y espíritus que emprenden el vuelo de las brumas, cabañas al puro estilo siniestro, seres que no puedo mencionar aquí pues, mis manos tiemblan de tan solo recordarlas. ¡Ahora lo tengo claro! Todo se ha vuelto más lúcido para mí. Esos bosques extraños y esos pasajes en los que noche a noche voy no son más que la elevación de mi alma y conciencia a un plano espiritual, del cual m es imposible escapar. Entonces ¿qué tan profunda es mi mente?

Lo suficiente como para tener miedo en mis propios sueños. Aquellos ruidos me hacen despertar de tan terrible destino que tendría en mis sueños, moriría si no fueran por ellos. Una sagrada salvación aunque aterrador antídoto. Aquellos sueños que me persiguen y acorralan, jamás encontrarían la paz alimentada por la infinita salvación de mi alma. Son ruidos que me envuelven y que noche a noche liberan la tormenta que azotan las visiones de una sombría noche.

Aquellos sueños que devoran las capas superiores de mi razón. Aquellos sueños que nublan las cárdenas estrellas en mi alma. ¡Dios! En qué clase de sitio me ha llevado el supuesto descanso. ¿Quieren mirar?, bien ¡Mírenme! Miren mis ojos. ¡Miren mis pupilas!, ¡Denme la respuesta! Si eh pasado a su lado con la cabeza gacha, ignórenme entonces, sigo peleando con mi caótico espíritu indómito. Buscando las respuestas y las palabras correctas para salvarme de esta ansia salvaje que me persigue por las noches. Sueños siniestros y ruidos horrorosos. Liberándome de caer en el abismo del negro abismal y de los fantasmagóricos ruidos de la noche.


No persigan mi andar, pues no quiero contagiarlos de mis visiones engendradas en las noches eternas por el soñador, presa indefensa de un torbellino de violentos pensamientos, en el tumulto incontenible de las cadenas de estos sueños malditos…




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